jueves, 14 de marzo de 2013

A veces

Sabés que sí,
que a veces yo también
hundo la jeta en una almohada
y lloro por las cosas que perdí,
y por todo lo que sé
que ya no tiene solución
pero igual me deja un hueco
aquí en el alma?
Sabés que sí,
que en ciertas noches
salgo a caminar con rumbo nada
y me voy preguntando a cada rato
si estuvo bien esta vida que viví
si es que soy buena persona
o si soy una cagada,
si estas cosas grises las merezco,
si está bien estar despierto hasta que ya
no queda más que morfar la madrugada?
Sabés que sí,
que a veces tengo ganas
de meter la cabeza bajo el piso,
de enterrarme debajo de la cama
y esperar al menos cinco años
hasta que ya no haya más lágrimas?

A veces tengo
esta y otras sensaciones
aquí, dentro del pecho.
A veces siento
que todo lo que hago o vaya a hacer
va a ser inútil.
Entonces rezo.
No sé cómo
(tampoco sé el por qué),
pero junto las manos
y bajo la cabeza
en señal de rendición.
Y rezo.

Y Dios nunca contesta,
o yo anoté mal su teléfono
y estoy marcando al pedo
y no haya solución
para absolutamente
nada.

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